Reaparición del
Teatro Martí
Avanzan las obras de restauración en una de las
instituciones imprescindibles de la cultura cubana. Inaugurado en junio de 1884
con el apellido de su propietario, Irijoa, y rebautizado en 1900 como teatro
Martí, el edificio se sacude las cenizas a punto de renacer ojala que con la
gracia y el donaire de antaño. La arquitecta Isabel Marilyn Mederos Pérez, proyectista
general del Martí, perteneciente a la Dirección general de proyectos de
arquitectura y urbanismo de la Oficina del Historiador de la Ciudad esta
a cargo de este momento histórico.
Independientemente de las dificultades económicas para
mantener y proteger muchas instituciones
y edificios emblemáticos de la nación se une a la devaloración de una
determinada época o periodo. Es decir el
deseo de cambio y de mejoría a veces va acompañado de un sentimiento de negación extrema
de lo anterior. Por lo que de manera inconsciente, y otras veces no tanto, se desatiende, se abandona
valores patrimoniales del país como puede ser los palacios, recintos hasta
objetos u obras de arte, así como documentos valiosos que de alguna manera representan
un periodo histórico. Lamentablemente afecta a la memoria nacional excluyendo
de ellas, determinados hechos y personalidades.
Con un poco de prepotencia una administración se le hace fácil descalificar un
movimiento artístico. Tal es el caso de
la llamada “seudo republica” que por supuesto llena de muchas imperfecciones,
injusticias y violaciones constitucionales por aquellos que la aplicaron, pero en fin de todas formas, es un peldaño de la historia compuesta de
aciertos y desaciertos. Si tuviéramos en
cuenta el significado de República
que proviene del latín "res pública" o sea la cosa pública o de lo público, en sentido amplio, es un sistema social y político que se fundamenta en el dominio de la ley y la constitución afectando a todos los miembros de la sociedad.
Es
posible que en Cuba, de la misma manera
que ocurrió en periodos de transición en otros países como en la Revolución
francesa, o la Revolución bolchevique de Rusia, o la radical Revolución
cultural de China, también abandonamos recintos emblemáticos que estuvieron en
la mira por sospechosos de representar
una determinada forma de pensamiento republicano. El pretexto de dificultades económicas
por la ausencia de materiales para mantenimiento sirvió para castigar a la conservación del Capitolio Nacional, o del
Teatro Campoamor y del Teatro Martí. De todas formas la reconstrucción de un
edificio es posible que sea acertada y se recibe con el aplauso que se merece, pero el daño humano, la depreciación, a un
talento creador a un intelectual, a la postura
moral, religiosa o política de una persona. Es la tarea más difícil, a veces
imposible. Como soy un hombre de teatro fui testigo de la angustia, decepción y
tristeza conque se fueron de esta vida viendo el Teatro Martí desplomarse a
Candita Quintana, Carlos Pous, Zenia Marabal, Núñez Rodríguez, Jose Sanabria y Carlos
Robreño entre otros. No solo la caída del edificio sino la desaparición de los
archivos, que se encontraban en el Teatro Martí de los libretos originales de Federico Villoch, Arquímedes Pous,
Agustin Rodriguez y de los hermanos Robreño así como las partituras de Roig, Ankerman
y Prats al igual que los telones de Arias y otros valiosos objetos. La mayoría de estos documento fueron donados por Alicia Rico, Cuca Tellechea, Eduardo Muñoz y Miguel de Grandy. El telón se levantó durante las primeras
décadas del siglo XX en el llamado templo de la zarzuela donde tuvo lugar el estreno de Cecilia Valdés, con música de
Gonzalo Roig, al que suceden Amalia Batista, de Rodrigo Prats, Rosa la China y
María la O, del maestro Ernesto Lecuona. Ahora se escuchara de nuevo el
grito de: ¡Arriba el telón¡¡
Enhorabuena
las reparaciones físicas ojala se
pudiera hacer lo mismo con las almas humanas.
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