lunes, 14 de octubre de 2013

Reaparece el TEATRO MARTI


        Reaparición del Teatro Martí 
                                       
por Ramón Díaz

Avanzan las obras de restauración en una de las instituciones imprescindibles de la cultura cubana. Inaugurado en junio de 1884 con el apellido de su propietario, Irijoa, y rebautizado en 1900 como teatro Martí, el edificio se sacude las cenizas a punto de renacer ojala que con la gracia y el donaire de antaño.    La arquitecta Isabel Marilyn Mederos Pérez, proyectista general del Martí, perteneciente a la Dirección general de proyectos de arquitectura y urbanismo de la Oficina del Historiador de la Ciudad esta a  cargo de este momento histórico.

Independientemente de las dificultades económicas para mantener y proteger muchas instituciones  y edificios emblemáticos de la nación se une a la devaloración de una determinada época o periodo. Es  decir el deseo de cambio y de mejoría a veces va  acompañado de un sentimiento de negación extrema de lo anterior. Por lo que de manera inconsciente, y otras  veces no tanto, se desatiende, se abandona valores patrimoniales del país como puede ser los palacios, recintos hasta objetos u obras de arte, así como documentos valiosos que de alguna manera representan un periodo histórico. Lamentablemente afecta a la memoria nacional excluyendo de ellas, determinados hechos  y personalidades. Con un poco de prepotencia una administración se le hace fácil descalificar un movimiento artístico. Tal  es el caso de la llamada “seudo republica” que por supuesto llena de muchas imperfecciones, injusticias y violaciones constitucionales por aquellos  que la aplicaron, pero en fin de todas  formas,  es un peldaño de la historia compuesta de aciertos  y desaciertos. Si tuviéramos en cuenta el significado de República  que proviene del latín "res pública"  o sea la cosa pública o de  lo público, en sentido amplio, es un  sistema social y político que se fundamenta en el dominio de la ley y la constitución afectando a todos  los miembros de la sociedad.  
Es posible que en Cuba, de la misma  manera que ocurrió en periodos de transición en otros países como en la Revolución francesa, o la Revolución bolchevique de Rusia, o la radical Revolución cultural de China, también abandonamos recintos emblemáticos que estuvieron en la mira por  sospechosos de representar una determinada forma de pensamiento republicano. El pretexto de dificultades económicas por la ausencia de materiales para mantenimiento sirvió para castigar a la  conservación del Capitolio Nacional, o del Teatro Campoamor y del Teatro Martí. De todas formas la reconstrucción de un edificio es posible que sea acertada y se recibe con el aplauso que se merece,  pero el daño humano, la depreciación, a un talento creador a un  intelectual, a la postura moral, religiosa o política de una persona. Es la tarea más difícil, a veces imposible. Como soy un hombre de teatro fui testigo de la angustia, decepción y tristeza conque se fueron de esta vida viendo el Teatro Martí desplomarse a Candita Quintana, Carlos Pous, Zenia Marabal, Núñez Rodríguez, Jose Sanabria y Carlos Robreño entre otros. No solo la caída del edificio sino la desaparición de los archivos, que se encontraban en el Teatro Martí de los libretos originales de Federico Villoch, Arquímedes Pous, Agustin Rodriguez  y de los hermanos Robreño así como las partituras de Roig, Ankerman  y Prats al igual que los telones de Arias y otros valiosos objetos. La mayoría de estos documento fueron donados por Alicia Rico, Cuca Tellechea, Eduardo Muñoz y Miguel de Grandy. El telón se levantó durante las primeras décadas del siglo XX en el llamado templo de la zarzuela donde tuvo lugar  el estreno de Cecilia Valdés, con música de Gonzalo Roig, al que suceden Amalia Batista, de Rodrigo Prats, Rosa la China y María la O, del maestro Ernesto Lecuona. Ahora se escuchara de nuevo el grito de: ¡Arriba el telón¡¡
Enhorabuena las reparaciones  físicas ojala se pudiera hacer lo mismo con las almas humanas.


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