/Ppayrte.JPG">PAYRET
LOS TEATROS EN CUBA
La historia de un pueblo, puede verse a través de sus calles, de sus edificios, de sus libros o de sus iglesias. En Cuba, podría verse, también, a través de sus teatros y espacios de convivencia o de disfrute cultural, si observamos la diversidad de lugares que se han destinado para este fin. Debido a la posición geográfica, que tiene la isla, de encontrarse en el centro de las Américas, a veces llamada “la llave del golfo” con cercanía a varias latitudes y sin embargo sin acceso directo, es decir, solo se puede llegar, mediante la buena voluntad de la autoridad del mar que es quien permite el acceso a la isla. Sus puertos y bahías fueron útiles sitios de escala para las embarcaciones. Se podría afirmar que Cuba fue la puerta por donde entró la cultura europea y africana a una buena parte del resto de América. Esto fue lo que enriqueció su diversidad cultural. También el pueblo humilde , de las clases mas explotadas, a pesar de las penurias, desigualdades y racismo, disfrutaban del optimismo y la ilusión del ascenso de nivel social, reflejado en varias obras como la novela “Cecilia Valdés” de Cirilo Villaverde, donde los mestizos practican la música y el baile de salón, imitando costumbres europeas, como la contradanza que era el furor de su momento. Un deseo de trascendencia
no escatimó esfuerzos para crear esplendidos teatros y salones.
Por lo tanto. Desde el principio, la clase colonial, utilizó el tiempo libre en actividades sociales y en el disfrute de las Artes y el intercambio de ideas. Muy temprano llega la opera a Cuba y un poco después, las manifestaciones nacionales del arte lírico y de música sinfónica. El gusto por la danza está en la base fundacional de la sociedad cubana. Los teatros han sido centro de tanta atención que en algunas ocasiones superaban el esplendor de las iglesias y de las plazas de mercados.
En el siglo XVI todavía las construcciones eran de madera y techo de paja de guano. El siglo XVIII favorece un desarrollo en la arquitectura con la construcción de sólidos palacios en torno a la Plaza de Armas aprovechando la dureza de la piedra de cantera cubana. Mas adelante la madera es sustituida por la obra de herrajes de metal fundido en barandales y balcones. Arcos de entradas en las cocheras y sobre puertas con figuras barrocas. Aunque se dice que predomina la tendencia Neo-clásica la adaptación tropical lo ha hecho muy singular. Tanto de los siglos XVI y XVII, encontramos, en los nuevos teatros, muestras en la huella arquitectónica de la Italia post-florentina, de la España colonizadora con presencia morisca, de la Francia versallesca, de los ecos del poder austro-húngaro, que denotaban el gusto por la vida ilustrada, las tertulias literarias, por ejemplo en la casa de Don Domingo del Monte, las veladas que encendían las ideas en el palacio de Aldama. Los conciertos de flauta y violín en las salas familiares de la ciudades recientes San Cristóbal de la Habana, la villa de Santiago de Cuba, Puerto Príncipe y Bayamo, posteriormente, Camaguey y más que nada la ciudad de Matanzas, también llamada “la Atenas de Cuba”. La prosperidad económica de las clases coloniales debido al comienzo de la industria azucarera, el negocio de los cafetales y la explotación de las maderas permiten invertir en San Cristóbal de la Habana, que era el nuevo lugar de asentamiento, de los negocios españoles, y se crean recintos que facilitara ejercer las costumbres traídas a ultramar, como señala Manuel Moreno Fraginals en su célebre libro “El Ingenio”. El calor del clima tropical exige salir de las casas a participar en acciones de convivencia social, la recreación y el esparcimiento se producen en un ambiente de interés de reconocimiento mutuo entre los ciudadanos, y una oportunidad para los negocios recién instalados, a cargo de diversas familias de la colonia. A la mitad del siglo XIX comienzan a juntarse para representaciones teatrales una casa en el callejón del Conde de Jústiz, en pleno corazón de la Habana, zona que hoy recibe el nombre de casco histórico o La Habana Vieja, aquí por los años ochenta del pasado siglo tuvo su esplendor lo que desde entonces conocemos como la Casa de la Comedia. Animado por el interés del Obispo de Espada que estimula la actividades intelectuales. Influye la creación de los Seminarios de San Carlos, San Ambrosio en La Habana y Santiago de Cuba respectivamente, la Real y Pontificia Universidad de La Habana, los colegios que se abrieron después de 1603 y las casas de teatro a partir de 1790, empezaron a fundar un espíritu que inicialmente de incremento cultural, y posteriormente de fomento de ideas de libertad.
TEATRO CAMPOAMOR
La ciudad de La Habana, que había sido dividida por medio de una muralla, desde el siglo XVI y XVIII, por la razón de los ataques de piratas, resultó una división de estilos y conceptos arquitectónicos ya que en la Habana Vieja había quedado atrapada por la distribución que había impuesto España, con sus fuertes construcciones que comenzaban a sentirse poco prácticas, a la cual se le llamó “Intramuros” y fuera de la muralla comenzó una nueva urbanización influenciada por la inversión de negocios norteamericanos como la Lonja del Comercio, y comienza una inclinación hacia un gusto sajón apareciendo un hotel llamado Inglaterra, y los edificios de recreación y teatros ambicionan diversas influencias. En la década de los años veinte el presidente Machado le confía la urbanización de la ciudad de La Habana a Foriester quien intenta dilatar los destellos de la grandiosidad napoleónica. Aparecen obras monumentales como
El edificio del Capitolio, que es una replica del edificio de Washington, también el llamado Presidio Modelo en Isla de Pinos, y se consolidan el Edificio de los Muelles de la bahía de La Habana, con tendencia anglosajona, todo este entorno influye en el concepto del edificio teatral.
La mayoría de los teatros de Cuba utilizaron un estilo ecléctico para sus fachadas, pero por dentro, son deudores de la arquitectura italiana. Por ejemplo el Teatro Sauto de Matanzas advierte su admiración por el diseño del teatro de La Scala de Milán, si observamos el Gran Teatro de la Habana, antes Tacón y después Nacional o Teatro García Lorca, vemos que se inspira en el teatro de la Opera de París, y el Auditorio Amadeo Roldan por fuera tiene la formalidad de la británica etapa Victoriana como
el Covert Garden de Londres, sin embargo adentro se apreciaba el diseño típico italiano, en el arco escénico y la distribución de los balcones, antes de su última remodelación. Pero ninguno de estas construcciones tuvo en cuenta el clima tropical que castiga con calor los meses del verano. El público ha pagado soportando la tortura del calor, a pesar del intento de atenuarlo con unos anacrónicos ventiladores de pie cuyo zumbido competía con la sinfonía de las orquestas y finalmente las periódicas roturas de los aires acondicionados empeoró la comodidad que requiere el hecho de sentarse a disfrutar de una obra de arte escénica, relajadamente, a pesar de esto, con un abanico y a veces batiendo el simple programa de mano se mantuvieron las salas llenas de público. El alumbrado publico comenzó en 1889 solo en ciertas avenidas. En los teatros se empleaba la técnica de lámparas de gas de carburo entubado hasta que se electrificó a principios del siglo XX.
Ver todo mi perfil